¿Cómo afrontar la pérdida de una mascota?
viernes 17 junio, 2022
Desde hace miles de años los animales de compañía y los humanos hemos compartido relaciones estrechas que son muy naturales. Los perros y gatos ingresaron a las ciudades, luego a las casas, después a las habitaciones, se subieron a las camas y por último ingresaron a nuestro corazón.
Actualmente, en Colombia tenemos más de 5 millones de perros y 2 millones de gatos, que tienen un papel muy importante en la vida de las personas.
Muchas veces no sabemos cómo podemos afrontar la pérdida de una mascota o de qué manera puede ser más fácil y eso es lo que precisamente vamos a tratar en este artículo.
El Apego
El apego está sustentado en la necesidad que tenemos los humanos de sentirnos amados en medio de las selvas de cemento en las cuales vivimos, para muchas personas, por ejemplo, el acariciar a su mascota los hace sentirse mejor.
Desde hace 20 años trabajo con familias y personas que han perdido a sus mascotas; para muchos de ellos no es su mascota sino su hijo, su confidente y amigo.
Ahora bien, en el proceso de duelo por la pérdida de una mascota, es fundamental hablar con otras personas que hayan atravesado por esta experiencia. Es precisamente por esto que los clientes de Funeravet acceden cada 15 días a una charla de duelo en donde, con acompañamiento profesional, interactúan con otras personas en la misma situación. Lo que les permite sentirse acompañados al saber que no están solos.
¿Cómo se afronta el duelo?
Las reacciones iniciales que tenemos suelen ser de rabia y culpa; la rabia muchas veces la dirigimos contra el veterinario, pues pensamos que este debería actuar como un “Dios” y salvar a nuestra mascota a toda costa; es un sentimiento que nos invade y que no nos permite hacer el “duelo” por nuestra mascota. Muchos médicos veterinarios también viven ese dolor no solamente por la pérdida de un paciente, sino por el temor a las consecuencias que la muerte de un animal le puede acarrear.
¿Por qué duele la pérdida de nuestra mascota?
Ya vimos que esa relación o vínculo humano-animal se rompió, pero el que duela más o duela menos también depende de la manera que haya ocurrido. Si fue una partida repentina de una mascota en edad temprana, si tuvimos algo que ver en ello o si simplemente algún día se perdió y nunca más la volvimos a ver; muchas son las razones por las cuales el duelo puede ser más intenso y duradero, así que también depende de nosotros cómo asumimos esa pérdida en nuestra vida y lo resilientes que seamos.
¿Qué nos puede ayudar para afrontar esta situación?
Lo primero es reconocer que la mascota fallecida nos la prestó la naturaleza o el cielo por unos pocos años y que es hora de devolverla, entender que el ciclo de la vida se cierra y que debe avanzar en su paso por el planeta. Este es un proceso doloroso, pero enfrentarlo así nos hará más fuertes y con mayor entereza.
En adultos mayores solitarios es más complicada la situación, pues no solo pierden a su amigo fiel, sino que también suelen sentirse vulnerables a sufrir una pena más profunda. Así que permítase hablar de lo sucedido, preguntarse una y otra vez qué pasó o busque a alguien que pueda escucharle.
Comparta recuerdos con su familia, conserva una fotografía de su amigo fiel, guarde la cobija o la pelota con la que jugaba y tome todo como un bonito recuerdo.
Es importante disponer de tiempo para llorar; recomendamos no llorar frente a extraños o personas que no comprendan el dolor por el que se está atravesando, lo ideal es que se llore en intimidad para que estemos más tranquilos desahogando de nuestro dolor.
¿Qué no nos ayuda?
Actitudes falsas de fortaleza, pensar que no ha ocurrido nada o buscar otra mascota y ponerle el mismo nombre. Esto lo que hace es que ese dolor no se exprese y más adelante se llegue a una situación más complicada.
¡Evadir los recuerdos no ayuda en el proceso! Sanar las heridas del corazón no es fácil, pero con ayuda, paciencia y con actitud positiva se logrará salir adelante.
Creer que tu mascota era la única que te podía dar amor es un error; indudablemente ese ser es irremplazable, pero no es el único ser que nos puede dar cariño.
No ayuda recurrir a tranquilizantes, eliminar nuestros lazos de amistad o rechazar a nuestra familia creyendo que nuestra mascota era la única que podía darnos amor y cariño; esa idealización es riesgosa y apegarnos a eso no ayuda en el proceso de duelo.
Duelo Infantil
En el caso de los niños, la pérdida de una mascota, más que un problema, es una oportunidad y se debe aprovechar la situación para enseñar al niño que la muerte es un proceso que está ligado a la vida. Se le debe explicar la parte biológica de la muerte; que los muertos no sufren, no sienten, no respiran y que no les duele.
Se les debe responder preguntas básicas, “dónde está mi perro” “qué pasará con él” “si papá o mamá también van a morir”. Permite que el niño esté presente en la despedida y que acaricie por última vez a su mejor amigo.
Lo cierto es que indudablemente no podemos negociar con la muerte, no podemos traer de vuelta a nuestro ser querido y no podemos cambiar una situación de pérdida; pero siempre debemos intentar aprender de estas situaciones, para crecer mucho más y para afrontar la vida con mayor resiliencia.
Escrito por:
Henry Cortés González, MBA, director Funeravet
Revisado por:
Luis Alberto Enciso López
Médico Veterinario Zootecnista
Matrícula Pofesional No. 12415