Displasia de cadera en perros. Signos y tratamiento

La displasia de cadera en perros es una patología que afecta enormemente la calidad de vida de muchos perros de razas grandes y gigantes. Además de limitar enormemente su día a día, le provoca intenso dolor. 

Por ello, en este artículo te hablaremos sobre temas tan vitales como la prevención de la enfermedad, cómo se detecta la displasia de cadera en perros y qué puedes hacer si tu mascota ha sido diagnosticada con la misma.  

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¿Qué es la displasia de cadera en los perros?

La displasia de cadera, también conocida como displasia coxofemoral, es una enfermedad osteoarticular (es decir, concerniente a los huesos y articulaciones) que consiste en una malformación de la cadera. Además, se distingue por ser una de las enfermedades articulares más comunes en los perros, junto con la artritis y la artrosis.

La cadera o articulación coxofemoral, es encargada de unir el fémur (el hueso del muslo) con el hueso de la pelvis (en donde se encuentra el hueso coxis, de ahí su nombre). Cuando durante el crecimiento, la cadera no adopta una forma adecuada, termina desplazándose de una forma más o menos acentuada hacia los laterales, lo que provoca una luxación que impide el correcto movimiento de la articulación. 

Este problema se considera una enfermedad degenerativa que se va agravando con el tiempo, y tanto la articulación como los tejidos que recubren a la misma se inflaman y debilitan, lo cual provoca un intenso dolor que hace al perro cojear, y termina dificultándosele incluso el sentarse o subir escaleras. 

Debido a estos problemas para realizar de manera normal sus actividades rutinarias, muchos perros con displasia de cadera terminan padeciendo osteoartrosis y siendo incapaces de mover sus extremidades traseras. 

Causas

Hoy en día se sabe que las causas de la displasia de cadera en perros son mayormente genéticas y relacionadas con el estilo de vida del animal, además de su tamaño y raza.

Afecta sobre todo a las razas grandes o gigantes, y no se desarrolla hasta los 5 o 6 meses de edad, aunque los síntomas comienzan a notarse ya en la etapa adulta. Ahora bien, no todos los perros de raza grande o gigante, se conozca o no que su ascendencia directa padece displasia, desarrollan la enfermedad. 

Y es que a pesar del componente genético, influyen enormemente factores de la calidad de vida del animal, como por ejemplo: 

• Si el perro recibió una suplementación adecuada de calcio y otros minerales durante el crecimiento.
• Si se ha sometido a ejercicio físico extremo de alto impacto en las articulaciones durante el crecimiento de forma constante. 
• Si padece sobrepeso o alguna alteración hormonal como problemas de tiroides. 

A pesar de estos factores influyentes las causas pueden ser totalmente relacionadas con la genética, por lo que igualmente te brindamos un pequeño listado de aquellas razas predispuestas a la enfermedad:

• Molosos: San Bernardo, Boyero de Berna, Rottweiler, Bernés de la montaña.
• Pastores: Alemán, Belga Malinois, Belga de Tervueren.
• Mastines: Napolitano, Español, del Pirineo. 
• Bulldogs: Inglés, francés, americano. 
• Otros: Lebrel italiano, Whippet, Golden Retriever, Husky Siberiano, Border Terrier. 

Clasificación de displasia de cadera en perros por rayos x

Hasta el momento, es posible clasificar este padecimiento en 5 grados de displasia de cadera en perros:

• Grado A: El can tiene una cadera normal, y no presenta signos de displasia. 
• Grado B: Hay una sospecha ligera de que el can pueda estar padeciendo displasia.
• Grado C: Aparecen signos leves de displasia ante un examen de radiografía.
• Grado D: Existe una displasia de cadera moderada.
• Grado E: El can sufre de una displasia de cadera grave. 

En cada grado, no importa si es de los dos primeros, en que el riesgo de que nuestra mascota padezca esta enfermedad son pocos, si existe riesgo genético es necesario aplicar los cuidados para prevenir la displasia de cadera, que comentaremos más adelante.

¿Cómo saber si mi perro tiene problemas de cadera?

Los síntomas de la displasia de cadera en perros son poco perceptibles al inicio de la enfermedad, y solo comienzan a intensificarse cuando el perro va envejeciendo y sus caderas comienzan a deteriorarse. 

En ese momento veremos síntomas de forma constante o intermitente, que empeoran tras el juego o ejercicio físico, como son:

• Inactividad.
• Dificultad para levantarse. 
• Rechazo al juego, a subir escaleras, al esfuerzo físico, a correr y saltar. 
• Cojera.
• Rigidez y dificultad para mover las patas posteriores.
• Movimientos de “salto de conejo”.
• Rigidez en la cadera.
• Dolor de pelvis.
• Atrofia muscular (músculos de los hombros aumentados, y de los flancos traseros disminuidos).
• Espalda curvada.
• Chasquidos audibles. 

Como puedes notar, una vez se presentan los síntomas, será solo cuestión de tiempo para que el dolor por el cual estará pasando tu perro sea insoportable. Por ello, lo mejor es que lleves a tu mascota de inmediato al veterinario para realizar los exámenes pertinentes.

Tratamiento para la displasia de cadera

El tratamiento para la displasia de cadera en perros inicia por el diagnóstico, en que se intenta determinar el grado de la enfermedad, y se determina el procedimiento más adecuado a seguir, y que impacte lo menos posible en la calidad de vida del animal: 

Diagnóstico

Para el diagnóstico de la enfermedad, el veterinario lleva a cabo palpaciones y manipulaciones en la zona de la pelvis y las caderas. También podrá hacer una radiografía, análisis de sangre y de orina, para descartar cualquier otra enfermedad, este procedimiento es muy importante.

Ten en cuenta que el grado de dolor que podría estar sintiendo tu perro, no se relaciona tanto con el grado de displasia que pudiese reflejar la radiografía, puesto que el dolor en sí es provocado por la inflamación que ocurre debido al ejercicio y la temperatura de trabajo. De ahí que, aunque tu perro tenga una displasia leve, podría sentir un dolor enorme, y viceversa. 

Tratamiento médico

El tratamiento médico para la displasia se enfoca en aliviar el dolor y mejorar lo más posible la calidad de vida de la mascota afectada, debes saber que esta afección no tiene cura. Por lo que, aunque se lleven a cabo tratamientos quirúrgicos, los cuidados para un perro con displasia deberán mantenerse durante el resto de su vida. Por ejemplo, el mantenimiento de un peso saludable será completamente necesario, de lo contrario el dolor para el paciente puede llegar a ser bastante crónico.

Medicamentos para la displasia en perros

Cuando la displasia es leve o el paciente no puede ser operado por uno u otro motivo, se emplea un tratamiento médico convencional basado en fármacos como:

• Antiinflamatorios: medicamentos para combatir la inflamación. 
• Analgésicos: medicamentos para aliviar el dolor.
• Condroprotectores: medicamentos que protegen los cartílagos.

Además de esto, se deben moderar los ejercicios, controlar el peso y seguir una estricta dieta. Se pueden utilizar también terapias complementarias como: fisioterapia, hidroterapia, masajes y ayudas ortopédicas, para ayudar a mejorar la calidad da vida del animal. 

Cirugía

La cirugía para la displasia de cadera en perros solo es recomendable cuando el tratamiento médico convencional no es recomendable, pues hay que tener en cuenta la edad del perro, su estado general de salud y otros factores como la recuperación. 

Ahora bien, cuando el daño es muy severo, puede ser la única alternativa. Su mayor ventaja es que, una vez se supera el postoperatorio, no tienen que mantenerse los cuidados estrictos al can durante toda su vida, pero la cirugía en sí es riesgosa y puede suceder que el animal presente dolor tras la recuperación de la misma. 

Remedios caseros

Los únicos remedios caseros para la displasia de cadera en perros consisten en seguir los cuidados que dicta el veterinario. Ten en cuenta que intentar solucionar el problema por tu cuenta, o automedicar a tu mascota podría convertir su vida en una verdadera agonía. 

Solamente los perros con un diagnóstico a tiempo tendrán una vida longeva y feliz, ¡no escatimes en ese sentido y ve a tiempo al veterinario!

Prevención de la displasia de cadera en perros 

Al ser la displasia de cadera una enfermedad de origen genético, la única forma real de prevenirla es evitando que los perros con displasia de cadera se reproduzcan. Ahora bien, si has traído a casa a un peludo y desconoces si sus padres padecían la enfermedad, ten en cuenta los siguientes consejos:

• Realiza un chequeo semestral en busca de señales de displasia. 
• Mantén a tu mascota con un peso saludable y una dieta sana a partir del suministro de una alimentación balanceada. Y si tu perro es propenso a subir de peso, asegúrate de brindarle un concentrado bajo en calorías o light como Hills Adult Light o Royal Canin.
• Mientras tu perro es un cachorro, bríndale solamente concentrado pensado para su tamaño o raza, pues contendrá suplementos para el desarrollo normal de sus articulaciones. 
• Evita rutinas de ejercicio extremas, que fuercen sus articulaciones durante el crecimiento.
• Consulta al veterinario sobre la posibilidad de suplementar con vitaminas para las articulaciones. 
• Si tu perro pertenece a una raza propensa a desarrollar displasia de cadera puedes suministrar concentrados medicados ideales para sobrellevar las enfermedades articulares como Hills Joint Care o Movility. No obstante, debes asegurarte de tener contar con aprobación veterinaria. 
• Los suplementos alimenticios para la salud articular de Qualivet pueden ser una muy buena opción. Solo asegúrate de revisar antes esta o cualquier otra opción con el veterinario tratante, antes de suministrarlo.

Como ves, la diferencia entre un perro con displasia de cadera feliz y uno miserable radica en tus cuidados y grado de compromiso con él, lo cual depende únicamente de ti. Esperamos que ahora que conoces más sobre la enfermedad, estés preparado en caso de que tu mascota tenga algún síntoma o predisposición. 

Es importante que tengas en cuenta que este artículo es netamente informativo y que en Agrocampo no contamos con autoridad para dar diagnósticos ni tratamientos veterinarios, por lo que siempre nuestra más importante recomendación será la revisión de un veterinario experto.

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